Ya sea a través de televisores, teléfonos inteligentes, tabletas o computadoras, que empleamos con fines de entretenimiento o productividad, constantemente estamos compartiendo información tanto personal como laboral. Esto se conjuga con un panorama legislativo en ciberseguridad poco desarrollado y las consecuencias de la pandemia sanitaria, así los criminales digitales tienen un mayor campo de acción para sus actos delictivos.
Con este contexto, también se aceleró la transformación digital, mediante esquemas de trabajo híbrido y nuevas herramientas de productividad remota o colaboración a distancia. Por su parte, las empresas tuvieron que adoptar, de manera contingente, una infraestructura en ciberseguridad que respondiera a estas nuevas necesidades de protección de datos. Ante todo este panorama se hace necesario, que México tenga un marco legal sobre el tema.
La población en general necesita contar con herramientas tecnológicas y legales para proteger su información, de hecho el sector productivo ha tenido que replantear sus estrategias, las cuales incluyen tanto soluciones como la capacitación del personal. De esta manera también se busca garantizar la continuidad operativa del negocio, el cual se ha visto impactado de una u otra manera por la propia pandemia sanitaria.
Las empresas deben entender que las personas son el nuevo perímetro y los directivos deben tener una perspectiva integral de la ciberseguridad, más allá de las infraestructuras tradicionales. También deben cumplir con marcos normativos como La Ley de Protección de Datos Personales en Propiedad de Particulares o La Regulación General de Protección de Datos (GDPR) entre otras, en las que destacan iniciativas como Zero Trust de la firma.