Si Volver al Futuro II hubiera acertado, desde el 2015 tendríamos aeropatinetas, autos voladores y hasta la basura produciría energía en las casas; aunque para llegar a esos avances, se necesita revalorizar otros aspectos primordiales en la industria: la inclusión de las mujeres.
Es 2022 y las mujeres siguen poco representadas en carreras como Ingeniería, con un 15 %; Informática, sólo el 25 %; y Ciencias Físicas, el 40 %.
Logitech y Girls Who Code, en su nuevo informe de investigación: ¿Qué (y quién) está frenando a las mujeres en la tecnología?, da salida a respuestas y datos muy importantes.
El objetivo es comprender cuáles son las áreas de oportunidad prioritarias para que las mujeres que ya pertenecen a la industria puedan seguir creciendo en ella, además de qué se necesita para acrecentar la presencia de nuevas generaciones de jóvenes interesadas en la tecnología, para que puedan ser parte de ella.
Alentar y construir caminos
De acuerdo con el informe, el 60 % de las mujeres afirmó que alguno de sus padres o profesores la animó a estudiar informática, demostrando el papel fundamental que desempeñan los adultos en el apoyo a las mujeres desde una edad temprana.
Por otro lado, el 96 % de las mujeres que trabajan hoy en día dijeron que su familia o amigos apoyaron su elección de seguir una carrera en tecnología o informática y su mayor influencia para elegir este camino fue un familiar o amigo con el 60 %, un profesor, con el 50 %, y una persona o personaje famoso, con el 35 %.
Además, según la encuesta, la secundaria es cuando las y los jóvenes se interesan por estas carreras. Ahí la importancia de darle visibilidad a modelos existentes, sobre todo mujeres.
Hay que dar visibilidad a las mujeres que actualmente trabajan en la industria tech, pues ellas (12 %) tienen menos probabilidades que los hombres (18 %) de inspirarse en una científica de verdad.
La importancia de impactar y de ser escuchadas
Otro dato interesante es que el 92 % de las mujeres dijo que un factor primordial en el desarrollo de su carrera es la oportunidad de marcar una diferencia, reforzando la creencia de que la tecnología se desarrolla para ayudar a los demás en distintos aspectos, y esto es fundamental para ellas.
Aunque al integrarse a estas carreras, la desigualdad de género influye en su elección de forma sutil y explícita.
Por ejemplo, muy pocas mujeres respondieron que la equidad de género y la tutoría fueron factores que contribuyeron para tomar su decisión.
Poca equidad de género
Existe una percepción de que la tecnología y la informática son carreras masculinas, pero la falta de representación es sólo uno de los problemas, y quizás el menos alarmante: nueve de cada diez mujeres han sufrido microagresiones en el trabajo.
El 66 % dijo ser tratada de forma diferente a colegas masculinos; el 62 % dijo enfrentarse a comunicación que desestima y desvaloriza sus ideas o infiere que son menos capaces que los hombres; 50 % experimentó incivilidad, falta de respeto, desprecio, prepotencia, bromas sexistas y marginación; el 40 % ha sufrido acoso sexual.
Estas serían algunas razones por las que las mujeres buscan crear comunidades en el trabajo y el 31 % busca apoyo en las redes profesionales, casi el doble en comparación con los hombres.
A pesar de la discriminación y el acoso, el 91 % de las mujeres recomendaría el sector de la tecnología e informática como elección de carrera, mostrando que están esperanzadas en el cambio.
Los hombres que marcan la diferencia
Aunque el 80 % de los hombres encuestados dijo no saber sobre el juicio, el aislamiento, la agresión y el acoso sexual al que se enfrentan las mujeres en el trabajo tecnológico, el 56% afirmó que, en retrospectiva, han sido condescendientes con las compañeras de trabajo.
Asimismo, el 60 % reconoce que las mujeres tienen menos oportunidades de avanzar en el sector de las TI y el 56% que las mujeres pueden sentirse intimidadas al trabajar con hombres y su equipo.
Aunque reconocer es un primer paso, muy importante, es necesario hacer consciencia de cómo las acciones afectan a sus compañeras, y ser parte del cambio sumándose a la conversación y, sobre todo, a las soluciones.