En el vertiginoso escenario del comercio internacional, los movimientos bruscos y las reconfiguraciones son moneda corriente.
Tal como reflejan los últimos datos oficiales publicados por la Oficina del Censo de EUA, México ha logrado un hito al superar a China como el principal exportador hacia Estados Unidos en el año 2023.
Este acontecimiento marca un cambio notable en la dinámica comercial entre estas naciones.
Y refleja tendencias y estrategias comerciales que han evolucionado a lo largo del tiempo.
La magnitud de este cambio se hace evidente al observar las cifras concretas:
Las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos ascendieron a 475.6 mil millones de dólares durante el año.
Representando un aumento del 4.6 % en comparación con el año anterior.
Mientras tanto, China experimentó una disminución del 20 % en sus exportaciones hacia EUA, con una cifra total de 427 mil millones de dólares.
Estos números, más que simples estadísticas, delinean un panorama de cambio y adaptación en el tejido económico mundial.
Este fenómeno no surge de la nada; es el resultado de una combinación de factores y estrategias que han estado en juego durante años.
Por un lado, se encuentra el persistente esfuerzo de Estados Unidos por ‘desacoplar’ su economía de la de China.
Por otro lado, México ha sabido aprovechar las oportunidades que ofrece el TMEC (Tratado entre México, EUA y Canadá).
Se ha posicionado como un destino atractivo para empresas que buscan relocalizar sus operaciones fuera de China.
Estas estrategias han convergido en un escenario donde México emerge como el principal socio comercial de Estados Unidos.
Figura 1: Exportaciones mensuales de México y China a los Estados Unidos en millones de dólares
Detrás de estas cifras se esconden dinámicas más complejas en el comercio internacional
La guerra comercial desatada durante el mandato de Trump entre EUA y China ha dejado secuelas importantes en el comercio internacional.
El aumento de aranceles, la rivalidad geopolítica y económica, y la creciente desconfianza mutua han marcado un cambio de paradigma en las relaciones comerciales entre ambas potencias.
Este contexto ha sido el caldo de cultivo para la emergencia de nuevas estrategias comerciales.
Así como el fenómeno del nearshoring, que ha llevado a empresas a relocalizar su producción en países como México.
Por supuesto, este cambio de liderazgo en las exportaciones hacia Estados Unidos no es sólo un asunto de números.
Tiene profundas implicaciones tanto para México como para China y para el panorama económico global en su conjunto.
México se encuentra ante una ventana de oportunidad para consolidar su posición como un actor clave en el comercio internacional.
Pero esto también conlleva desafíos y responsabilidades.
Es crucial que el país invierta en infraestructura y en el desarrollo de su fuerza laboral para aprovechar plenamente esta oportunidad y garantizar un crecimiento sostenible a largo plazo.
Por Alan Adolfo López, analista en Select