Puede parecer irónico que una solución de seguridad electrónica (videovigilancia, control de acceso, alarmas, comunicaciones y más) diseñada para proteger a las personas y las propiedades pueda proporcionar un punto de entrada para los ciberdelincuentes.
Debido a que estos sistemas están cada vez más conectados a redes e infraestructura de TI, pueden ser bastante vulnerables si no cuentan con las medidas de ciberseguridad necesarias.
En este sentido, resulta fundamental reconocer los riesgos de ciberseguridad que pueden existir en dispositivos de seguridad electrónica como cámaras, controladores de puertas y sus sistemas de monitoreo.
¿Cómo logran entrar los atacantes? ¿Acaso un empleado dio clic en un enlace dentro un correo electrónico de ‘phishing’? ¿O será que nunca se cambió la contraseña predeterminada de alguna aplicación o dispositivo? ¿Quizás fue a través de una cámara de seguridad olvidada conectada a la red del parqueadero?
¿Cómo ocurre?
Un ataque que se origina en una cámara puede viajar por la red para bloquear el acceso a aplicaciones críticas, retener archivos para pedir rescate y robar datos financieros o información personal de empleados, estudiantes, clientes o residentes.
Por ejemplo, el botnet (software malicioso) conocido como Mirai continúa interrumpiendo sistemas y redes con ataques a dispositivos conectados a Internet, incluidas las cámaras.
Para encontrar dispositivos vulnerables, el malware se basaba inicialmente en intentar iniciar sesión con nombres de usuario y contraseñas predeterminados de fábrica y ahora ha evolucionado para explotar vulnerabilidades sin parches.
Un análisis realizado por Genetec encontró que una gran cantidad de cámaras de seguridad permiten este tipo de ataque. Según su estudio, casi 7 de cada 10 cámaras tenían firmware desactualizado.
En 2021, un investigador de amenazas de seguridad descubrió que un botnet basado en Mirai, llamado Moobot, usa otra técnica para infectar dispositivos de videovigilancia con vulnerabilidades críticas.
Esta técnica inyecta código malicioso en el dispositivo y luego verifica la red para encontrar dispositivos adicionales que infectar.
Más de 100 millones de dispositivos en todo el mundo se ven afectados por esta vulnerabilidad, lo que la convierte en la mayor vulnerabilidad que jamás haya afectado a la video vigilancia.
Aunque hay un parche de software disponible para cerrar este riesgo, este botnet de IoT nunca dejará de buscar un punto vulnerable y, lo más preocupante, que es posible que los equipos de TI no sepan qué cámaras instaladas deban recibirlo, ya que estos dispositivos son OEM de muchas marcas que no muestran fácilmente su origen.
Gobiernos como los E.E.U.U., el Reino Unido y Dinamarca ya han empezado a restringir el uso de cámaras que han mostrado múltiples vulnerabilidades críticas de ciberseguridad como éstas en instalaciones del gobierno e infraestructuras críticas. En los países de Latinoamérica, sin embargo, no existe ninguna restricción todavía.
Este enfoque está ganando aceptación dentro de las organizaciones de TI a medida que dos cuestiones se vuelven más claras y convincentes:
La primera es el creciente cruce de ataques a la red de cámaras de seguridad y controladores de puertas conectados a Internet. Estos dispositivos a menudo brindan a los ciberdelincuentes una entrada fácil a la red, y el departamento de TI tiene una visibilidad limitada hasta después del hecho.
En segundo lugar, el volumen creciente y la interrupción de los ataques cibernéticos aumentan inherentemente el nivel de riesgo de cualquier dispositivo conectado a la red que no esté adecuadamente protegido.
Uniendo la seguridad electrónica y la ciberseguridad
En muchas organizaciones, una perspectiva de vieja data es que la seguridad física y de TI son ámbitos separados, y que su trabajo y sus preocupaciones no convergen. Sin embargo, esta perspectiva debe cambiar a la luz del creciente riesgo cibernético que pueden presentar las tecnologías de seguridad electrónica.
Este cambio comienza cuando los equipos de seguridad electrónica y de TI se unen en una sola organización que se centra en un programa de seguridad integral basado en una comprensión común del riesgo, las responsabilidades, las estrategias y las buenas prácticas.
Al comprender que los dominios físicos y cibernéticos están estrechamente vinculados, los gobiernos pueden implementar nuevas tecnologías, nuevos roles de personal y nuevas prácticas que fortalezcan la seguridad en general.
Mejores prácticas de ciberseguridad
Evaluación de la postura actual
- Crear un inventario actualizado de todas las cámaras, controladores de puertas y sistemas de gestión asociados conectados a la red.
- Realizar una evaluación exhaustiva de la vulnerabilidad de todos los dispositivos de seguridad físicos conectados para identificar los modelos y fabricantes de interés.
- Consolidar y mantener información detallada sobre cada dispositivo de seguridad electrónica, incluida la conectividad, la versión de firmware y la configuración.
- Evaluar el diseño de la red según sea necesario para segmentar los dispositivos más antiguos y reducir el potencial de ataques cruzados.
- Identificar a todos los usuarios que tengan conocimiento de los dispositivos y sistemas de seguridad electrónica, documentando esa información para su futuro uso y auditoria.
Unificación de la seguridad electrónica y ciberseguridad
- Comenzar discusiones sobre la combinación de los equipos de seguridad electrónica y seguridad cibernética, formalizando roles y responsabilidades.
- Supervisar y compartir inteligencia sobre las amenazas cibernéticas actuales y las tendencias entre los equipos, y fomentar la colaboración en acciones preventivas y capacidades de respuesta.
- Desarrollar políticas y prácticas comunes para las operaciones de seguridad y la gestión de incidentes.
Mejoras para hacer ahora
- Determinar si los dispositivos de seguridad electrónica instalados tienen la última versión de firmware y otro software recomendado por el fabricante.
- Confirmar que el software de videovigilancia y control de acceso esté actualizado en los dispositivos de seguridad físicos, así como en los servidores utilizados para el almacenamiento de datos y para albergar consolas de monitoreo.
- Cambiar las contraseñas predeterminadas en uso y establecer una política y un proceso para exigir cambios de contraseña frecuentes.
Planificación del reemplazo de dispositivos y sistemas
- Identificar cualquier dispositivo que necesite reemplazo debido a su antigüedad o posible riesgo de seguridad.
- Desarrollar un plan que modernice las funciones y la administración de seguridad en una plataforma unificada.
- Evaluar el cumplimiento de los estándares de todos los proveedores en la cadena de suministro de la solución propuesta.