A enero de 2023 México tenía una población en línea de aproximadamente 100 millones de usuarios y más de 96.47 millones de internautas mediante dispositivos móviles, principalmente teléfonos inteligentes. Sin embargo, un tema pendiente en la sociedad digital es la confiabilidad en el voto electrónico, situación que se replica en otros países del mundo.
En el continente americano, tanto Brasil como Estados Unidos han implementado sistemas de este tipo pero la habilitación ha sido desigual, esto contrasta con la digitalización de la sociedad en general. Lo cierto es que en México se utilizará parcialmente, o de manera paralela, en las próximas elecciones del Estado de México, a realizarse el 4 de junio de 2023.
De acuerdo con expertos, el escaso uso de esta modalidad se debe principalmente a la desconfianza que genera en muchas personas la duda de que el voto electrónico sea realmente libre, confiable, secreto y seguro. Ya que se considera que es fácil que un sistema computarizado pueda ser vulnerado o alterado, con ello el resultado del proceso electoral.
En muchos países, aún no se logra establecer completamente de manera electrónica una votación, aunque la tendencia es cada vez mayor en la adopción de nuevas tecnologías y sistemas electrónicos. Este último, es precisamente el principal desafío para implantar este tipo de procesos, es decir, aún con la tecnología de punta existe una alta desconfianza.
Principales ventajas y desventajas de los sistemas de voto electrónico
-Celeridad en el proceso y ahorro de recursos en logística y material
-Menor carga de trabajo para funcionarios, se puede votar desde cualquier lugar
-Permite una rápida obtención, así como difusión de resultados en tiempo real
-Altos costos en equipos e infraestructura para casillas digitales del proceso
-Probabilidad de manipulación si no se toman las medidas de seguridad adecuadas
-Se tiene una escasa confianza tanto de electores como los propios partidos políticos
Es importante contar con un plan de respuesta que contemple un mapa de riesgos con soluciones inmediatas para no afectar el proceso. Además del apoyo de sistemas y especialistas forenses tecnológicos que aclaren los hechos ante la opinión pública, junto con las autoridades electorales, también es recomendable tener un sistema de autenticación.
Así es posible confirmar al votante, a través de biometría dactilar, facial y prueba de vida, esto se puede complementar con protocolos criptográficos que aseguren la separación de sus datos y del voto emitido. Con ello se mantiene el anonimato del sufragio, el cual no debe quedar relacionado con los datos de quien lo emitió, todo ello brinda mayor confiabilidad.
Se deben prevenir todo tipo de vulnerabilidades, tanto en el proceso como en los equipos de las casillas adoptando mejores prácticas, implementación de controles, planes de contingencia y auditorías previas a los sistemas para verificar su funcionamiento. Este será uno de los principales temas y propuestas en la próxima edición de Infosecurity México.
Ya que en el país se están implementado sistemas para votaciones electrónicas, aún estamos a tiempo de aprender de las experiencias de otras naciones para ofrecer a los ciudadanos confiabilidad y certeza en la utilización de dichas herramientas. Teniendo como prioridad que el voto se mantenga libre, secreto, individual, personal e intransferible.