Por Guillermo Vasconcelos, Software Development Practice Head de Baufest
Las aplicaciones móviles son una herramienta indispensable en la vida de las organizaciones y personas; hoy no podemos imaginar un teléfono inteligente o computadora sin una app de entretenimiento, educación, trabajo o localización.
Por ello, mantener al día esta tecnología debe ser una prioridad y responsabilidad ineludible para las empresas, ya que cualquier falla implica una pérdida de confianza para sus clientes e ingresos.
Muestra de la importancia de este mercado, es que en 2020 el consumo de los usuarios de la App Store alcanzó los 72.3 mil millones de dólares, mientras que los usuarios de Google Play desembolsaron 38.6 mil millones de dólares, de acuerdo con el reporte de Sensor Tower sobre el gasto global de estos programas.
Estas cifras revelan por qué resulta fundamental mantenerlas actualizadas y en condiciones óptimas para permanecer vigentes.
Desde nuestra experiencia, vemos que una auditoría de aplicaciones móviles brinda un diagnóstico completo del funcionamiento actual de este tipo de software, además de un panorama de qué elementos necesitan ajustes y cuáles son las áreas de mejora.
A su vez, llevarla a cabo prepara a las organizaciones en el aprovechamiento de nuevas oportunidades comerciales y habilita su avance en la trayectoria digital.
¿Por qué llevarla a cabo?
Actualmente se pueden identificar tres motivos por los cuales se inicia una auditoría de aplicaciones móviles: el primero es que la aplicación en cuestión no está actualizada; el segundo tiene que ver con la necesidad de los clientes de saber si es escalable antes de sumar nuevas funciones; mientras que el último motivo es verificar si está correctamente desarrollada, luego de observar fallas en su funcionamiento.
El proceso
Esta evaluación identifica los puntos de mejora con el objetivo de hacerla más sólida, escalable y que brinde al usuario final una experiencia inigualable; de hecho, este trabajo se realiza desde el punto de vista tecnológico y de usabilidad. A su vez, el punto de partida para identificar backlog de oportunidades de perfeccionamiento es un análisis técnico y de experiencia del usuario.
Por ello un trabajo así debe contemplar la revisión a la arquitectura, incluyendo la plataforma sobre la que está construida la app y la inspección de las librerías que se utilizan, tanto las propias del SDK como las de terceros, para asegurarse que se están usando versiones actualizadas y sin problemas conocidos.
También, sobre el rendimiento y la productividad hay que identificar los recursos y códigos sin uso que puedan afectar la aplicación, poniendo especial atención a los “code smells” que dificultan su mantenibilidad.
Además, la auditoría hace un análisis de código para detectar posibles vulnerabilidades del estándar OWASP: recuerde que, debido a la información que manejan y a los recursos a los que acceden las aplicaciones, es necesario revisar detalladamente los aspectos de seguridad de estas.
En cuanto a la experiencia del usuario es posible evaluar la usabilidad y accesibilidad de la aplicación y también pueden valorarse aspectos de la interfaz como el diseño, los textos, la carga cognitiva e incluso la comprensión de contenido.
Para esto también pueden ser tenidos en cuenta los comentarios que publican los mismos usuarios en las tiendas de apps.
En conclusión, la auditoría de aplicaciones móviles brinda la oportunidad de migrar a una arquitectura actualizada, sin perder de vista la familiaridad y seguridad con las que ya se trabaja.
Por ello, además de los grandes beneficios (en operación, accesibilidad y costos) que conlleva trabajar con este tipo de software de última generación, también es posible que las empresas encuentren una mayor preferencia en el mercado.
Es así que adoptar este proceso resulta fundamental para todas las organizaciones que buscan prepararse para atender los desafíos y exigencias de sus consumidores.