Los incidentes relacionados con la ciberseguridad se han convertido en un problema cada vez más recurrente que afecta no solo a las empresas, sino también a organizaciones y agencias de gobierno.
De acuerdo con el Informe de Riesgos Globales 2022, elaborado por el Foro Económico Mundial, las fallas en ciberseguridad y la desigualdad digital se encuentran entre las 10 amenazas más críticas que enfrentará la humanidad en los próximos dos años.
De hecho, se estima que para el año 2030 habrá un intento de ataque malicioso cada dos minutos.
Durante la conferencia Anatomía de un Ciberataque, el experto en seguridad y tecnología dijo que en la actualidad ya no se hace referencia al ciberdelincuente como un individuo, sino que se habla de gangs o grupos de delincuencia que cuentan con soporte económico y gente hábil en la parte técnica.
Dichas organizaciones se dedican a entender la infraestructura de las redes y a generar nuevas formas de malware.
Entre los principales grupos se encuentran Lockbit, Conti y Pysa. En los casos más recientes de ciberataques, el 63 % han sido para exfiltrar datos.
La extorsión promedio fue de 247 mil dólares y la extorsión máxima fue de 240 millones de dólares, ocho veces mayor a la presentada en 2020.
El downtime promedio que padecieron las organizaciones atacadas fue de 22 días, mientras que el dwell time o tiempo de permanencia de los atacantes en los sistemas fue de nueve días.
Indicó que, aunque el principal motivador es el lucro, a través de la extorsión y pago de
rescate para recuperar la información y acceso a los sistemas. También hay quienes realizan esta actividad por motivos personales o políticos, lo que puede ser considerado como hacktivismo.
Una forma sencilla de catalogarlos es tomando en cuenta el objetivo, ya sea masivo o dirigido, el primero generalmente se inicia a través de un malware que una vez que ingresa a una computadora se propaga de forma automatizada; mientras que detrás de un ataque dirigido está una persona o hacker que define sus acciones dependiendo de si la víctima se da cuenta o no de lo que está sucediendo.
¿Cómo es la anatomía de un ciberataque?
La mayoría de los incidentes transcurren en una serie de pasos divididos en tres niveles que se exponen en la llamada Cadena de ataque (o Kill chain, cuyos términos se derivan de modelos militares).
En el primer nivel, el objetivo inicial de los delincuentes es conseguir una forma de acceso al sistema, para ello muchas veces recurren a información disponible en páginas web o redes sociales para conocer el organigrama de la organización objetivo e identificar a quién dirigir el ataque.
En caso de que el usuario no se dé cuenta de que la seguridad fue comprometida, el segundo paso es conocido como “Establish foothold” (establecer punto de apoyo), que consiste en mantenerse en ese sistema y desde ahí descubrir a qué otros dispositivos, credenciales o redes se puede ingresar, que es la siguiente fase conocida como Network Discovery (descubrir la red).
Si con el pasar de las horas o días, ni el usuario o el equipo de sistemas detectan la amenaza, el ataque pasa al segundo nivel de la cadena con la finalidad de reconocer los recursos que son verdaderamente importantes (Key asset discovery);
En el tercer y último nivel, el atacante se prepara para hacer el despliegue del software malicioso o ransomware (un tipo de malware), que una vez instalado puede mantenerse inactivo en el sistema hasta que el atacante decida ejecutarlo para proceder al acoso de la víctima y/o extorsión.
Todos estos pasos se realizan en un promedio de nueve días, de acuerdo con un estudio reciente entre múltiples brechas reales que adquirieron carácter público, siendo el segundo nivel el de mayor complejidad y al que mayor tiempo dedican los delincuentes.
El especialista de Cisco aseguró que cada vez son más frecuentes los ataques dirigidos hacia objetivos que los actores maliciosos consideran de alto valor por el dinero que puedan recibir a cambio.
En algunos casos, en los que no se pide el pago de un rescate, la información extraída de la organización termina a la venta en el mercado ilegal; también llega a haber situaciones en los que se presenta una doble extorsión, donde los delincuentes hacen una exfiltración de datos y además inhabilitan el acceso al sistema.