Por Hiram Monroy, director de Commercial Sales para AMD en México, Centroamérica y el Caribe
La conectividad se ha convertido en un elemento fundamental de nuestra vida diaria: nos comunicamos con seres queridos, trabajamos, pedimos comida, compramos ropa y hasta encontramos pareja, todo a través de Internet y, en consecuencia, gracias a la industria de telecomunicaciones. Aún, cuando no somos conscientes de ello, el sector de Telcos es uno de los más influyentes de la sociedad actual, posicionándose como uno de los pilares económicos más relevantes a escala global, regional y local.
Sin embargo, su potencial no había sido desbloqueado en su totalidad, encontrándose actualmente en un momento clave para su desarrollo. De hecho, según Analysys Mason, el panorama de telecomunicaciones en Latinoamérica tuvo un desempeño positivo en los últimos dos años, con un crecimiento anual estimado del 2.5% entre 2021 y 2026, un reflejo de la importancia de este segmento no solo para habilitar las interacciones digitales cotidianas, sino también impulsando aplicaciones de alto rendimiento como Big Data, Inteligencia Artificial y Machine Learning, entre otras que implican un nivel de cómputo exigente y demandan robustez, estabilidad, agilidad y confiabilidad de la infraestructura de telecomunicaciones.
Es por eso, que conforme evolucionamos como sociedad, generando cada vez más desarrollos basados en el cómputo de alto rendimiento, resulta cada vez más necesario el uso de tecnologías que revolucionen la forma en que las telcos acercan sus servicios. Las soluciones y servicios en la nube son uno de los componentes más importantes de cualquier estrategia de digitalización, reportando crecimientos significativos en los últimos años: según un reporte de Markets and Markets, se espera que el mercado de cómputo en la nube alcance un valor de $9,473 millones de dólares para 2026, desarrollándose a una tasa anual del 16.3%.
Esta acelerada evolución trae consigo desafíos para la infraestructura tecnológica y aparece una creciente demanda de poder de procesamiento y velocidad de respuesta. A la vez, todo lo que enumeré previamente, se traduce en un mayor flujo de datos y el incremento en el universo de dispositivos conectados, por lo que la infraestructura de TI se vuelve un elemento clave del futuro digital, soportando principalmente los requisitos técnicos de soluciones orientadas a aplicaciones de Big Data, IoT y Centros de Datos.
Todo lo anterior estaría inconcluso, si además de lograr el más alto desempeño, seguridad y menores costos operativos, no se reduce la huella de carbono derivada del consumo eléctrico de esta infraestructura.
Ante este panorama, es imperativo que las compañías busquen alianzas con proveedores de servicios que puedan ayudarlos a construir la infraestructura de red del futuro, y desde AMD estamos comprometidos en ser esos aliados. Es importante acercar poder de procesamiento, pero también velocidad, escalabilidad y flexibilidad, sin descuidar la seguridad, el desempeño y la eficacia. La industria de telecomunicaciones requiere soluciones que les permitan optimizar sus inversiones en infraestructura, impulsando la aceleración y soportando soluciones de red 5G, edge y en la nube.
Quienes puedan entender las necesidades cambiantes de un sector crucial para el desarrollo de la sociedad actual, y caracterizado por el dinamismo, lograrán alcanzar grandes resultados, impulsados siempre por el poder del cómputo de alto rendimiento.