En un panorama tecnológico que evoluciona a un ritmo sin precedentes, la infraestructura desagregada está cobrando mayor relevancia. Sobre todo, como un enfoque fundamental para entornos de TI preparados para el futuro.
Hoy, las organizaciones enfrentan una presión para mantenerse al día con las demandas de cargas de trabajo rápidamente cambiantes y cada vez más complejas.
La aparición de la IA, la GenAI, la analítica avanzada y la computación en el borde, está desplazando el enfoque de los sistemas monolíticos heredados. Hacia estrategias de infraestructura flexibles y orientadas al rendimiento.
Recientes encuestas del sector muestran que más del 70 % de las organizaciones esperan que su gasto en cómputo crezca de un año a otro. Con un notable aumento impulsado por la necesidad de soportar nuevas aplicaciones y cargas de trabajo, como la IA y la computación de borde.
Las empresas están ampliando los despliegues de servidores tanto en los centros de datos como en el borde. Motivadas por el aumento en los volúmenes de datos y la búsqueda de sistemas de mayor rendimiento.
A medida que las cargas de trabajo crecen en diversidad y escala, la infraestructura tradicional, estrechamente acoplada, resulta insuficiente. Sobre todo, para ofrecer la escalabilidad, el rendimiento y la flexibilidad requeridos.
Como respuesta, las organizaciones están renovando y actualizando su infraestructura con mayor frecuencia. A menudo en ciclos de menos de tres años para las grandes empresas.
Los principales impulsores son claros: mejor rendimiento, mayor seguridad y escalabilidad. Así como la capacidad de soportar cargas de trabajo de próxima generación, como soluciones de IA y borde.
En este contexto, la infraestructura desagregada consiste en dividir los recursos de procesamiento, almacenamiento y red en componentes independientes y modulares que pueden ser asignados y reconfigurados dinámicamente según las necesidades.
Este modelo contrasta con la infraestructura heredada, donde los recursos están bloqueados en configuraciones rígidas y en silos.
La relevancia de la infraestructura desagregada para las nuevas cargas de trabajo es multifacética:
- Escalabilidad para cargas de trabajo de IA y datos intensivos. Las cargas de IA, en particular, requieren acceso flexible a recursos de cómputo y almacenamiento que puedan escalarse independientemente.
Las arquitecturas desagregadas permiten asignar GPUs de alto rendimiento, memoria o almacenamiento. Exactamente donde—y cuando—se necesitan, evitando la subutilización y los cuellos de botella.
- Atención a demandas de borde y computación distribuida. Las organizaciones están planeando expandir el uso de servidores de borde.
La capacidad de adaptar despliegues de infraestructura para ubicaciones y cargas de trabajo específicas es crucial. La desagregación posibilita soluciones ‘adecuadas para el caso’ en el borde, sin los costos y la complejidad de los entornos tradicionales.
- Mejora en ciclos de vida y estrategias de renovación. La modularidad permite actualizacionesdirigidas. Como reemplazar módulos de cómputo actualizados o expandir almacenamiento sin tener que sustituir sistemas completos.
Esto ayuda a las organizaciones a adelantarse a la deuda técnica y responder rápidamente a los nuevos requerimientos de cargas de trabajo.
- Gestión de riesgos y seguridad. Las cargas emergentes suelen introducir nuevas vulnerabilidades.
Los diseños desagregados pueden aislar y corregir recursos afectados de forma más eficiente, fortaleciendo la seguridad y permitiendo ciclos de mitigación más rápidos.
- Optimización de costos y sostenibilidad. Pagar sólo por los recursos cuando realmente se necesitan respalda las iniciativas de sostenibilidad IT. A la vez que optimiza el costo total de propiedad (TCO).
La infraestructura desagregada, compatible con entornos definidos por software y contenedores, permite despliegues rápidos, automatización a gran escala y mejor observabilidad.
Para innovar y competir, los líderes de TI deben adoptar modelos desagregados que ofrezcan agilidad, rendimiento y eficiencia. Especialmente ante el crecimiento de las demandas de datos y cómputo.
Las arquitecturas flexibles permiten enfrentar desafíos futuros sin depender de tecnologías obsoletas, convirtiéndose en una necesidad estratégica para las organizaciones.
Por: Arturo Benavides, director de Preventa de Dell Technologies México