La justa deportiva más importante vibra desde Qatar. La Copa Mundial de la FIFA en la que se están disputando 64 partidos hasta el próximo 18 de diciembre ha convocado, por lo menos, a 1.5 millones de visitantes para su primera edición en Medio Oriente.
Más de 220 millones de dólares destinó el anfitrión del torneo para poner a disposición del mundo, innovaciones tecnológicas sostenibles que cambiarán la forma en que se han desarrollado las competiciones de la FIFA e incluso de otros eventos deportivos.
Por ejemplo, en Qatar 2022, por primera vez se generó el compromiso de ofrecer una Copa del Mundo neutral en carbono.
Para ello, se puso en marcha un conjunto integral de iniciativas que ayudan a mitigar las emisiones contaminantes. La FIFA también mencionó la construcción de un vivero de árboles y césped que cuenta con al menos 679 mil arbustos y 16 mil árboles nativos de la región.
La Copa del Mundo también ha prometido un legado de sostenibilidad en el uso de la energía al dejar instalada en Qatar una nueva planta de energía solar situada en Al Kharsaah, al oeste de Doha.
Estadios inteligentes
En específico, los estadios a lo largo del tiempo han demostrado tener avances tecnológicos, a tal grado que se han convertido en estadios inteligentes.
Estos recintos se han convertido en mini ciudades, donde los aficionados pueden tener nuevas experiencias y comodidades para vivir toda la emoción de un partido.
A la vez, contar con las pantallas de la más alta calidad para seguir las repeticiones, la conectividad para compartir su experiencia y disfrutar de compras, servicios de comida y bebida.
Al tener toda esa comodidad tecnológica, se podría considerar que el gasto energético podría afectar al medio ambiente, pero estos estadios pueden contar con la infraestructura necesaria para ser completamente sostenibles.
Un ejemplo de esto es el Mercedes Benz Stadium (la casa del Atlanta United de la MLS y de los Falcons de la NFL), que cuenta con cuatro mil paneles solares capaces de generar energía suficiente para 10 partidos de futbol americano o 13 de soccer.
Además, tiene capacidad de almacenar dos mil millones de galones de agua, para evitar inundaciones. A la par, está muy bien conectado con el transporte público, e incluso cuentan con un programa propio de bicicletas y rutas peatonales para llegar a este inmueble.
Todo ello forma parte de la experiencia de un estadio inteligente y ha hecho que el Mercedes Benz Stadium sea el primero de este tipo en Estados Unidos en alcanzar una certificación LEED platino con 88 puntos.
En México, la innovación con estadios inteligentes comenzó en 2013, con la construcción del estadio BBVA de los Rayados de Monterrey.
Por dentro, se conforma de una estructura metálica futurista, con asientos cómodos, pantallas con WiFi, techos acústicos, luminarias ahorradoras y el uso de aguas residuales, además, cuenta con ingeniería de Schneider Electric que permite una ventilación natural sin gastar en clima artificial en una ciudad con temperaturas tan extremas como Monterrey.
La eficiencia de sus equipos le permite ahorrar hasta un 30% de energía. También es capaz de gestionar de forma inteligente su instalación eléctrica y utiliza materiales amigables con el medio ambiente y 100% reciclables.
Asimismo, cuenta con certificación LEED Plata y en su construcción consideró áreas verdes recreativas y de deporte.
Sumado a esto, la resiliencia y ecología en estas edificaciones también obedece a la capacidad con la que se cuenta hoy para gestionar los recursos de energías renovables de manera más eficiente.
Schneider Electric ofrece, por ejemplo, microredes que proporcionan independencia energética a los grandes consumidores de electricidad como puede ser uno de estos estadios, lo que hace que la energía sea más fiable y resistente.
De este modo, hay muchos otros beneficios que acompañan a las microredes y a la producción de energía distribuida.
En síntesis, los beneficios de un estadio inteligente van más allá de las ventajas al aficionado, también apoyan a la comunidad que vive alrededor del inmueble, al resto de la ciudad y al medio ambiente.
Por lo que la pasión por los deportes se puede vivir de manera sostenible.